Poniendo solución al trauma infantil

por | Abr 12, 2024 | Terapias

El trauma infantil es una realidad que, aunque a menudo oculta, marca profundamente el desarrollo emocional, psicológico y social de los niños afectados.

Mi intención con este texto es hacer comprender la naturaleza del trauma infantil ya que, al entender mejor estas experiencias, podemos ofrecer una mano amiga, llena de empatía y comprensión, para guiar a nuestros pequeños hacia una recuperación y un futuro más promisorio.

 

Trauma infantil, ¿qué es?

 

La palabra trauma procede de griego, significando “una herida, un daño”, término que más tarde se acuñaría definiéndose como una herida emocional o psíquica en el ser humano.

El trauma infantil, en particular, engloba experiencias adversas que superan la capacidad de afrontamiento de los niños, dejando marcas profundas en su desarrollo emocional y psicológico.

 

Causas comunes del trauma infantil

 

El trauma a menudo se vincula con eventos significativos y graves, tales como maltrato, abuso sexual o haber vivido circunstancias extremas y adversas como catástrofes naturales o guerras.

Sin embargo, en el caso de los niños, la situación es diferente. Su sistema nervioso aún está en desarrollo y carecen de estrategias efectivas para enfrentar dificultades. Por ello, incluso situaciones cotidianas pueden ser traumáticas para ellos, generando síntomas duraderos y severos.

Lo que para un adulto no representa un problema, para un niño puede ser todo lo contrario. Puede causar inseguridad, miedo o incluso sentirse amenazado.

El significado del trauma radica en que una situación supera la capacidad de afrontamiento del niño, bloqueando su cerebro e impidiendo que integre adecuadamente esta información emocional.

Estas situaciones incluyen sentirse rechazado debido a problemas como retraso en el aprendizaje (por ejemplo, dislexias), experimentar un accidente de tráfico, enfrentar la muerte de un ser querido, recibir críticas o castigos de profesores, o incluso ver una película que le resulte impactante.

Esto significa que debemos considerar la sensibilidad del niño y cómo le impacta lo que vive, más allá de cómo nosotros evaluemos la gravedad de esos eventos.

 

Síntomas y señales de alerta

 

En niños

 

Entre los síntomas psicológicos que podemos observar en los casos de trauma infantil podemos encontrar:

– Problemas para dormir

– Ansiedad por separación

– Problemas para concentrarse e hipervigilancia

– Problemas de audición y de visión

– Dificultades para comer

– Autolesiones

– Evitaciones (No querer pensar,ni hablar del tema asociado al trauma,y evitar lugares o personas relacionadas con el mismo)

– Dificultades para relacionarse socialmente, aislamiento social

– Desconexión emocional de los otros (sentirse lejos de otros niños,no conectar,no jugar,no empatizar)

– Reacciones de ira, que puedan darle problemas para relacionarse

– Impulsividad

– Problemas de identidad

– Mutismo selectivo

– Alteraciones de conducta (guardar comida en la mochila,no cumplir órdenes,desordenar todo etc)

– Sentimientos de tristeza, baja autoestima

– Desesperanza sobre el futuro

Entre los síntomas físicos podemos encontrar:

– Enfermedades psicosomáticas

– Dificultades en la orientación espacial

– Dolores de barriga, trastornos digestivos

– Tensión muscular, agotamiento mental y físico

– Enuresis (Hacerse pipí en la cama)

– Encopresis (hacerse caca encima)

consecuencias del trauma infantil

 

En adultos

 

-Dificultad en las relaciones interpersonales

-Problemas con la autoestima

-Respuestas emocionales intensas o inapropiadas

-Ansiedad y depresión

-Tendencias autolesivas o comportamientos autodestructivos

-Problemas para controlar los impulsos

-Recuerdos intrusivos o flashbacks

-Evitación

-Despersonalización o desrealización

-Trastornos del sueño

-Hipervigilancia

-Problemas de alimentación

 

Impacto a largo plazo de un trauma no tratado

 

Los traumas que no se resuelven afectan significativamente al sistema nervioso de los niños.

Si no reciben terapia infantil, estos traumas pueden llevar a una serie de consecuencias adversas como la revictimización, es decir, la posibilidad de experimentar nuevos traumas, la comorbilidad con distintos trastornos, la prolongación de los síntomas a lo largo del tiempo (cronicidad), e incluso retrasos en el desarrollo psicológico, físico y neurobiológico.

Por estas razones, es crucial realizar intervenciones tempranas para prevenir que las secuelas emocionales, sociales y físicas se agudicen y se vuelvan crónicas en la adultez.

Desde el punto de vista físico, los estudios indican que sufrir un trauma puede provocar alteraciones en ciertas áreas del cerebro, estableciendo una conexión entre las experiencias traumáticas durante la infancia y niveles elevados de cortisol (la hormona del estrés) en la adultez.

Esta situación también se asocia con un aumento del riesgo de desarrollar problemas de salud cardiovascular.

Por lo tanto, experimentar traumas en la infancia no solo incrementa el riesgo de cambios en la percepción del estrés y la aparición de síntomas depresivos y ansiedad en la adultez, sino que también puede generar mayores dificultades en la regulación de las emociones.

 

Superando el trauma infantil

 

que es el trauma infantil

 

Superar un trauma requiere un esfuerzo emocional considerable, pero a pesar de las dificultades iniciales del proceso, con el apoyo adecuado de terapia y la resiliencia inherente del individuo, se pueden lograr resultados positivos.

Es posible dejar atrás el daño del pasado y evitar que siga afectando el presente.

 

Estrategias para apoyar a un niño traumatizado

 

Los niños son especialmente sensibles y perciben tanto sus emociones como las de los demás de manera más intensa que los adultos.
Esto se debe a su mayor vulnerabilidad, lo que hace que los eventos traumáticos les impacten profundamente.

Para apoyar a un niño que ha sufrido un trauma, es crucial hablarle de manera abierta y sincera, siempre respetando su capacidad para entender y tolerar la conversación.
Es importante adaptarse a su nivel de comprensión, pero manteniendo siempre la sinceridad y mostrando afecto.
Debemos explicarle lo sucedido manteniéndonos calmados y regulados emocionalmente, ya que si estamos abrumados, esto podría afectar negativamente al niño.

Nuestra principal tarea es ser una fuente de seguridad y estabilidad para él.

La reacción de los niños ante los traumas puede variar: algunos pueden negar los hechos, otros pueden mostrar comportamientos disruptivos (lo cual debería entenderse más como un síntoma que como desobediencia y abordarse en terapia), y otros pueden ser excesivamente empáticos o evitar hablar del tema.
Por ejemplo, un niño que sufre acoso podría intentar llevarse bien con los acosadores para evitar ser molestado.

A menudo, este comportamiento puede ser difícil de detectar o comprender para las familias y puede parecer incomprensible que los amigos del niño sean, de hecho, sus acosadores.

Por ello, es esencial que los familiares también reciban terapia.

Esto les ayudará a comprender los comportamientos de su hijo/a, a explicarles y acompañarlos sin juzgar, validando sus experiencias y buscando ayuda terapéutica lo antes posible para minimizar el daño.

 

Tratamientos efectivos para el trauma infantil

 

Terapia cognitivo conductual

 

Las guías internacionales de práctica clínica sugieren la terapia cognitivo-conductual centrada en el trauma (TCC-CT) como el principal tratamiento para el Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT) en niños, basándose en evidencia científica sólida.

La TCC-CT permite abordar los recuerdos traumáticos, así como las creencias que el niño ha desarrollado a raíz de estas experiencias.

Estas creencias pueden afectar profundamente la estructura de su personalidad, incluyendo su autoconcepto, autoestima, identidad y percepción del mundo, así como las emociones que ha generado a partir del trauma.

 

Terapia EMDR

 

La terapia EMDR se ha destacado como una opción prometedora para tratar el trauma infantil, según diversas investigaciones.

Esta terapia ha demostrado ser efectiva no solo en la atención del trauma sino también en el tratamiento de ansiedad, miedos, problemas de sueño, y duelos, entre otros trastornos en niños y adolescentes.

A menudo, se combina con terapias de juego para mejorar su efectividad. Aunque su mecanismo preciso es aún objeto de estudio, se ha observado que la terapia EMDR puede ser tan eficaz como la terapia cognitivo-conductual centrada en el trauma, con la ventaja de requerir menos tiempo para lograr resultados similares en la reducción de síntomas de TEPT en jóvenes.

 

Cuando buscar ayuda profesional

 

Si notas los primeros signos de malestar en tu hijo, es crucial buscar asistencia profesional de inmediato para evaluar su situación.

En nuestro Centro, ofrecemos terapia infantil, tanto la terapia cognitivo-conductual centrada en el trauma como la terapia EMDR, herramientas efectivas para abordar y tratar el trauma.

Estamos aquí para evaluar el impacto que las experiencias adversas han tenido en la vida de tu hijo y trabajar para prevenir cualquier efecto negativo a largo plazo.

En Psicología Estrella estamos para brindarle el apoyo que tu hijo necesita; disponemos de los recursos y la experiencia necesarios para ayudarle.

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