En este artículo sobre qué es la ansiedad, desde Psicología Estrella te hablamos sobre los tipos de trastornos de ansiedad, cómo diferenciarlos, cuando se convierten en patología y como curarla.
Situaciones de estrés, experiencias desagradables o conflictos no buscados hacen que nuestro estado emocional cambie, llegando incluso a provocar malestar físico. En mayor o menor medida, todos sufrimos de ansiedad en algún momento de nuestra vida, pero ¿sabrías identificar cuándo la estás padeciendo? ¿Y cómo evitarla? Voy a contarte algunos detalles para que tengas más datos sobre este trastorno tan común.
Empecemos por lo básico. La ansiedad es una respuesta normal ante una situación estresante o de desafío. Es adaptativa, lo cual significa que es una respuesta natural del cuerpo ante una situación determinada, que permite adaptarnos y superar obstáculos.
Por tanto, la ansiedad es natural en unos niveles moderados, y nos es útil para desarrollar nuestro día a día. La dificultad llega cuando realizamos una valoración de una situación que tenemos que afrontar, y consideramos que no tenemos los recursos necesarios para poder hacerlo, o bien porque no los tenemos, o bien porque creemos no tenerlos. En ese momento la ansiedad asciende a mayor nivel, se descompensa, y comenzamos a sufrir síntomas.
Cuando la ansiedad se convierte en patología
Para definir cuándo la ansiedad se convierte en patología, es necesario establecer que esto ocurre cuando es muy intensa, se mantiene a largo plazo en niveles altos, o aparece en situaciones donde no sería necesaria su presencia. Ahí es cuando comienza a patologizarse o se convierte en patología, y entonces es necesario intervenir para que vuelva a ajustarse a unos niveles moderados, que nos sean favorables, sin causar malestar emocional y físico.
El cómo nos afecta la ansiedad va a depender de si desarrollamos o no un trastorno por ansiedad, y esto es algo que podemos diferenciar al ser conscientes de que dichos trastornos tienen como característica central el miedo y la ansiedad excesiva en sí, que causa malestar, anticipándose a una amenaza futura que a menudo no llega a suceder.
De esta manera, solo cuando el cuadro de ansiedad persiste con frecuencia e intensidad, provocando molestias, podemos hablar de un trastorno de ansiedad, que es la alteración mental más frecuente actualmente, dentro de una sociedad cada vez más demandante.
Trastornos de ansiedad: qué son y cómo diferenciarlos
Los trastornos de ansiedad se caracterizan por afectar a varias de nuestras áreas: el área cognitiva (temor, pensamientos pesimistas, preocupaciones sobre el futuro, malestar, mal funcionamiento de la atención, concentración, memoria, etc.), área conductual (irritabilidad, inquietud, temblores, agresividad, discusiones familiares, etc.), y área fisiológica (hiperactivación vegetativa).
Así, entre los síntomas comunes de la ansiedad constan inseguridad, miedo, dificultades para resolver problemas emocionales (llegando en ocasiones al bloqueo emocional), preocupaciones excesivas en forma de rumia, o ideas obsesivas y evitación cognitiva, emocional y experiencial, entre otros.
La ansiedad se expresa también con síntomas físicos como dolores de cabeza, tensión, mareos, latido rápido de corazón, dolor de estómago, y más.
Entre los múltiples trastornos por ansiedad podemos encontrar el Trastorno de ansiedad generalizada, Trastorno de ansiedad por separación, Mutismo selectivo, Fobias específicas, Fobia social, Ataque de pánico, Agorafobia, y Trastorno de ansiedad por consumo de sustancias.
Es importante conocer algunas particularidades para poder diferenciar unos y otros, aunque muchos de sus síntomas sean comunes. A continuación te explico dos de los trastornos por ansiedad más frecuentes, el Trastorno por ansiedad generalizada, y el Trastorno por ansiedad social, que son los dos más habituales:
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La ansiedad generalizada
El trastorno por ansiedad generalizada es uno de los problemas psicológicos más usuales, y un motivo muy habitual de consulta en terapia. Se caracteriza de una ansiedad o preocupación excesiva, que es desproporcional respecto a la situación que se considera peligrosa, y que se alarga en el tiempo más allá de seis meses.
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Ansiedad social
La ansiedad social es un tipo de ansiedad que se activa cuando la persona se relaciona socialmente con otras, y se caracteriza porque la persona se inhibe conductualmente (no se relaciona), o se relaciona con ciertas dificultades, sufriendo los síntomas propios de la ansiedad. Normalmente el individuo reacciona ante la ansiedad que sufre por relacionarse, evitando la relación o escapando del lugar donde se está, mostrándose inquieto ante la posibilidad de ser evaluado negativamente por el otro.
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Diferencias entre depresión y ansiedad
La Depresión es un trastorno mental donde aparecen síntomas a nivel de pensamiento, físicos y emocionales, como pueden ser tristeza, pérdida de apetito, dificultad para tomar decisiones, irritabilidad o malos hábitos. A diferencia de la ansiedad, se trata de un trastorno del estado del ánimo, definiéndose de manera central por una alteración de los afectos y del ánimo en sí.
Todos sufrimos cambios de ánimo debido a las experiencias de vida, pero los trastornos del estado del ánimo se definen y parten de los cambios normales del día a día, porque los síntomas de intensidad de estado de ánimo son más potentes, y su duración es mayor.
Además, se asocian a señales y síntomas clínicos, teniendo un mayor impacto sobre la persona que los sufre.
En mi blog podrás encontrar más detalles sobre la depresión y sus características.
¿Cómo se cura la ansiedad?
La evaluación de la ansiedad es un proceso continuo, que requiere analizar al paciente, su personalidad, su trayectoria vital, sus conductas de ansiedad, y las variables que las mantienen. Seguidamente se establecen objetivos para el tratamiento de la ansiedad, seleccionando la terapia más adecuada en función de si se trata de algo que le sucede a la persona en el presente, y si tiene o no relación con algo de su pasado, considerando su historia vital.
Además del tratamiento terapéutico que recibamos, podemos trabajar discerniendo qué es lo bueno para la ansiedad y qué no, para que nosotros mismos podamos reducir nuestros niveles de ansiedad; por ejemplo, a través de técnicas de relajación, meditación y el ejercicio físico regular.
Se ha demostrado que el ejercicio físico favorece la capacidad funcional, permite aumentar la autonomía y mejora la autoestima. El deporte se asocia a una mayor síntesis y liberación de neurotransmisores, lo que significa que el ejercicio físico regular conlleva una mejora del bienestar general y de la calidad de vida.
De esta manera, las investigaciones referentes al impacto del ejercicio en la salud mental describen mejoras en síntomas de ansiedad y depresión, aumentando el bienestar generalizado en las personas que lo realizan de manera constante.
En nuestro centro te enseñamos a regular y equilibrar las emociones, no solo a nivel del trabajo de las creencias y consciencia emocional, sino también a través del cuerpo, desde enfoques como la medicina psicosomática, reajustando el nivel de activación fisiológica, y evitando así tanto los síntomas de la ansiedad física como mental.